Archive for April, 2010

Fructuós Canonge

April 17, 2010

Por la historia de Barcelona han pasado muchos personajes singulares, de esos cuya vida es un cúmulo de anécdotas y hechos sorprendentes. Uno de ellos es Fructuós Canonge i Francesch (1824-1890), alias el Gran Canonge o el Merlín español. Fructuós nació en Montbrió del Camp, de donde se marchó a los siete años huyendo de la miseria. Instalado en Barcelona, se dedicó a diversas ocupaciones antes de montar en la plaça Reial un puesto de limpiabotas cuyo rótulo todavía hoy se conserva.

Después de cumplir condena como presidiario en Cuba por saltarse un toque de queda, regresó a Barcelona, donde poco a poco se fue haciendo famoso por su sentido del humor, sus excentricidades (se comía el betún con pan para demostrar que era de excelente calidad) y sus trucos de magia (sacaba cigarros de detrás de la oreja de cualquier transeúnte y chafaba huevos en los mercados para sacar de dentro, ¡oh, milagro!, una moneda de oro).

Tras debutar profesionalmente en 1858 en el teatro de los Camps Elisis del paseo de Gracia, se convirtió en uno de los magos más famosos de su tiempo y recorrió Europa y América de actuación en actuación, cosechando aplausos y elogios. Se le abrieron las puertas de los mejores teatros y hasta de los palacios, y llegó a actuar ante Isabel II, Amadeo de Saboya y Alfonso XII. Estos reyes le cargaron de títulos (como la orden de Carlos III) y de medallas (entre ellas, la Gran Cruz de Isabel la Católica) que lucía orgulloso tantas veces como podía.

Para saber más sobre Fructuós Canonge, no te pierdas la web que un descendiente suyo ha creado (clic). Ah, y si puedes, no dejes de pararte a observar su retrato pintado en el pas de l’Ensenyança y la placa de su puesto en la plaça Reial (“Limpia Botas Canonge”).

La placita más bella

April 5, 2010

La plaza del Pi es una de las más bellas de Ciutat Vella (tal vez, la que más). La adornan una serie de edificios notables. Al llegar a ella por la calle del Cardenal Casañas nos encontramos a mano izquierda, haciendo esquina, el edificio que fue la sede de la cofradía de la Purísima Sangre, cuyos miembros acompañaban al cadalso a los condenados a la pena capital para ayudarles a bien morir.

A continuación, si movemos la vista en el sentido de las agujas del reloj, hallamos un edificio de 1781 cuya planta baja alberga una famosa cuchillería y que en otro tiempo fue la sede del gremio de los tenderos revendedores. Los esgrafiados de la fachada son de los más vistosos de la ciudad. La estatua representa a san Miguel, patrón del gremio. Cerca se ve el pino que da nombre a la plaza desde hace siglos. Junto a él, la que fue residencia del barón de Maldà, el mejor cronista de la Barcelona de finales del siglo XVIII e inicios del XIX.

Finalmente, la protagonista de la plaza, la iglesia gótica del Pi, construida entre 1305 y 1391, con su esbelto campanario octogonal de 54 metros de altura y su enorme rosetón, el más grande de Cataluña. El interior, oscuro y austero, es de una sola nave, con capillas laterales que se alojan entre los contrafuertes que ayudan a sostener la cubierta. La mayoría de las imágenes perecieron durante la quema de julio de 1936. San Pancracio, patrón de los trabajadores, se salvó, no obstante, gracias a la solidaridad de los incendiarios.

¿No merece la plaza una visita atenta? Sí, ¿verdad? Pues recuerda que el primer y tercer viernes, sábado y domingo de cada mes se celebra allí una pintoresca feria de alimentos de elaboración artesanal. ¡Feliz paseo y buen provecho!

Gente de l’Òstia

April 3, 2010

El barrio de Barcelona que se extiende más allá del Pla del Palau, en dirección al mar, tiene dos nombres, el oficial, la Barceloneta, y el popular, l’Òstia. Sobre el origen del segundo, que deja pasmado a más de uno la primera vez que lo oye, hay varias versiones. Por una parte, hay quien opina que viene del latín ostium (‘puerta’), ya que la Barceloneta, que en su origen se encontraba más allá de las murallas de Barcelona, era la puerta marítima de la ciudad. Por otra, hay quien compara la Barceloneta, el barrio de mar de Barcelona, con Ostia, el puerto de Roma. Finalmente, no son pocos los que sostienen, pura y llanamente, que los vecinos de la Barceloneta son, o al menos eran, gente rebelde y de armas tomar, la hostia, vamos.

Conviene no olvidar que la revuelta popular del 25 de julio de 1835, que se saldó con la quema de los conventos de Barcelona, partió de la Barceloneta, en concreto de la plaza del Torín (que estaba aproximadamente donde hoy se alza el edificio acristalado de Gas Natural). Aquellos hechos, desatados por la furia popular ante seis toros que salieron malos, hay que enmarcarlos en los conflictos que impulsaron la transición del antiguo régimen a la sociedad liberal. Fueron tan graves que precipitaron la formación de juntas revolucionarias y un cambio de gobierno en Madrid. Pocos meses después del estallido de l’Òstia (en marzo de 1836), Juan Álvarez Mendizábal expropió los bienes de la Iglesia mediante una ley de desamortización que resultó crucial para liquidar el feudalismo en España.